
Eso me hizo tener presente a algunos maestros que he tenido; sobre todo a Carlos "el maestro Sommer" y a la señora Estela, la única maestra mujer que tuve. Si en algún momento fantaseé con la idea de la docencia formal fue, entre otro, por ellos.
Carlos fue maestro mío recién recibido. Tuve la suerte de ser su alumno en 1º, 2º y 6º y 7º en el área de lengua y humanidades. Supo alentar mis ganas de leer, escribir y aprender. Un hombre que estimulaba y desafiaba, que nos reconocía como sujetos.
Estela, en 3º, quizás por mujer, descubrió que la madurez de ese enano de 8 años era suficiente para acompañar a un compañerito cuya madre había muerto: Está triste, ¿podés sentarte con él por si necesita algo?.
Me enseñaron, seguro. Pero me formaron.
Gracias.
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