Gente que se dio una vuelta


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2 de mayo de 2014

Con manos de seda

Hay personas que han pasado tanto desmerecimiento, tanto destrato, tanto maltrato, que tienen minada su autoconfianza. Es como si quisieran ponerse de pie y en lugar de huesos sus piernas fueran de algodón. Caen, se desarman y para avanzar se arrastran a duras penas.

Además también se complica la confianza en los demás, como si cualquiera pudiese herirlos nuevamente. Como un animalito asustado, huyen porque no saben si la mano se alza para pegar o saludar.

Ay, cómo duelen estas heridas tan básicas, primordiales. Qué difícil sanarlas.

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