Gente que se dio una vuelta


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14 de abril de 2014

Loco amigo

Ya escribí varias veces acerca del loco de los cartones, ese que siempre pregunta qué hora es.
Como casi todos los domingos, me lo volví a cruzar. Lo vi de lejos, abriendo un contenedor de basura, sacando cosas, oliendo una tela (¿camisa, remera, trapo?) para evaluar si la ponía o no en su carrito.

Venia yo desde Av. Rolón y tenía un bombón y una bananita Dolca. Cuando estoy a unos pasos -suele mirar raro, como si no viese bien o desconfiara del que se acerca-, saco el bombón del bolsillo de la campera y se lo extiendo.
-Viene bien para el frío, le digo.
-Gracia, samigo. ¿Qué hora es?, ¿las tres?
-Dos y cuarto, recién.
-Uh, ya las dos y cuarto.
-Sí, hasta luego.

Hago unos metros.
-¿Si tenés papeles me los guardás?
-Sí, seguro.
-O diarios, o revistas. O ropa, o una campera.
-Ok, cómo no.
-Gracia'.
-Chau, nos vemos.

Sigo. Me doy vuelta para mirarlo. Pela el bombón, se lo mete entero a la boca. Tira el papel en el contenedor. Vive de la basura, del descarte de los otros y tuvo la grandeza de no ensuciar con el papel mínimo de la golosina.
Un capo.

2 comentarios:

Javi dijo...

El bombon fue un buen gesto pero si le dabas la bananita dolca...directamente te beatifican..jeje abrazos

Pablete dijo...

Bueno capaz, pero hasta ahí. La dolca no se mancha (?)