Gente que se dio una vuelta


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14 de febrero de 2013

Trámite de salud

Como el dolor de garganta no se me pasó sino que se instaló, fui a la guardia del sanatorio San Lucas, que me corresponde por mi prepaga. En verdad, no me sentía muy bien, tenía los oídos tapados, tosía bastante... Y no soy de los que si estornudan están llamando la ambulancia, que quede claro.

Tuve que esperar un poco más de una hora, había mucha gente en la guardia. Cuando es mi turno, justo entro al consultorio con una doctora recién llegada.

-Buenas tardes, ¿qué le está pasando?
-Me está doliendo mucho la garganta y des
-¿Tiene el papelito? -se refería al que me dieron cuando llegué.
Me levanto, lo busco, se lo doy.
-Acá está, disculpe. Y bueno, ahora siento los...

Comienza a copiar datos del papel ese a un libraco. Me callo. Logro que me mire. Sigo
-oídos tapados...
Se levanta a buscar en su cartera un linterna con la que me observa en no más de diez segundos (10 segundos, la sexta parte de un minuto) el oido derecho y la garganta.
Se vuelve a sentar.
-Placas no hay. Tiene la garganta irritada (obvio, querida, por eso vine), tome un ibuprofeno cada 6 horas, capaz levante temperatura...

Esa fue la consulta. No me miró a los ojos más que para preguntarme por la prepaga. No cruzó más palabras que las escritas. No nada.

Me voy indignado y dolido. Pienso en los que no tienen acceso a la salud. Me siento cercano a ellos por un momento.

Con la diferencia que el acceso lo tengo, sólo que no me dejaron recorrerlo.

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