Gente que se dio una vuelta


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12 de septiembre de 2012

Historia interactiva

Me gustan los museos: los museos de "cosas viejas", de cuadros, de vestidos... No voy tanto como quisiese porque soy medio vago. Pero me gusta encontrar el testimonio de la historia, que a veces es palabra, otras es objeto, imagen, joya, cuadro...


Cuando alguien se apasiona y cuenta, como Roque nos contaba en Tilcara, de sus antepasados, de cómo recrear técnicas ancestrales, de la fuerza de la Madre Tierra, me da gozo. 
Escuchar desde varios siglos atrás las voces de algunos que se congregaban el las catacumbas en Roma. 
Mirar la placidez, tan contradictoria a nuestros ojos, con que la muerte encontró a los niños de Llullaillaco, en Salta. 
Ahí la tradición está viva, la historia es presente, el pasado se acerca para hacerse futuro.


Esta historia remota tiene que ser cuidada "físicamente"; preservada.
Por eso me asusta cuando veo que hay quienes hacer del presente un museo, de lo actual un fósil. Cuando para preservar lo que creemos bueno lo hacemos sagrado e intocable.

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