Gente que se dio una vuelta


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31 de marzo de 2014

No, gracias, yo no

Matan cobardemente a un pibe en Rosario, sospechoso de robar una cartera. En Palermo otros vándalos replican el linchamiento (www.infonews.com/2014/03/30/sociedad-132044-el-escalofriante-relato-de-un-linchamiento-en-palermo.php). El relato de un testigo es terriblemente desolador.

Echemos culpas, dale. Que es el estado que no está; que los chorros nos ganan; que estamos hartos; que se lo merecen; que hay que acabar con estos negros de mierda; que... Miles de violencias simbólicas, verbales, mediáticas, clasistas, racistas, llevan a esto. Con el agravante de la supuesta superioridad de los verdugos.

Dale, digámoslo. No merecen vivir. En cambio, la turba que patea a un pibe inmovilizado en la cara, en el cuerpo, dejándolo al borde de la muerte, sí merece la vida. Eso es justicia, claro. La que no hacen, la que merecemos, la que nos garantiza el anonimato.

El dolor de estómago que me dio leer la noticia es enorme. Deploro la turba, la cobardía, la bajeza de los que en patota y en nombre del bien se creen con derecho. Se creen superiores. Mejores.
Animales. Bestias. Inhumanos.

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