Gente que se dio una vuelta


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1 de octubre de 2013

Hacéme miau

La gata de casa está alimentada. Tiene su plato con comida, el bol con agua, si estoy cocinando está atenta por si cae algo. Sin embargo cada tanto caza algún pájaro. 

El otro día jugó con un pobre gorrión que había cazado: lo golpeaba pasándolo de una pata a otra, lo mordía, lo escondía. Puro instinto: no lo come, no tiene hambre. Sólo necesita mantener su naturaleza afilada, sacar a pasear su instinto.


Si sacamos a pasear nuestro instinto puede que terminemos presos. Tener conciencia, poder elegir, discernir entre lo bueno y lo malo, no movernos sólo por el placer o el deber, por el impulso primario. 

Aunque a veces, ser un animal, está bueno.

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