Gente que se dio una vuelta


© Copyright

Si querés copiar y pegar, claro que podés; pero citá la fuente, ¿sí?. Gracias.

15 de abril de 2013

Hasta ahí

¿Hasta dónde, me pregunto, acepto lo diverso?

Es verdad que lo políticamente correcto es decir sí, soy re abierto, todos tenemos derecho a pensar lo que queramos. ¿Y cuando el otro piensa -si es que piensa, ponele- que es necesario volver a la mano dura de fines de los 70? ¿O cuando alguno reivindica el antisemitismo? ¿O cuando otro defiende a raja tabla la pena de muerte?

Prefiero más de una vez ser un poco reaccionario. Decir: mi límite es este.
Diverso, plural, flexible.
Pero sin comer vidios.

4 comentarios:

Mag. Agustín Maurin dijo...

¿Viste los vidios de los operadores de Lázaro Baez sacando millones de euros a paraísos fiscales?

Pablete dijo...

¿Cómo surge esta pregunta de las líneas anteriores?

1. Esto fue escrito el sábado por la noche.
2. No lo vi, porque no me gusta Lanata, no por su postura, sino que no me gusta él desde antes.
3. Sí he leído las noticias hoy.

Mag. Agustín Maurin dijo...

Perdón pero no vi tu respuesta antes. Te preguntaba si habías visto el programa de Lanata porque me interesaba saber tu opinión y si crees que realmente alguien con convicciones puede aceptar lo que pone en jaque sus creencias. Si la llave de esta aceptación de lo diverso no está limitada por la ceguera que provoca la necesidad de ver las cosas como uno "sabe" que son.

Pablete dijo...

Lo que uno "sabe" es siempre parcial y limitado, parto de eso.
Desde ahí, como más o menos sé desde donde miro, o qué mirada elijo tener, puedo decir desde esta mirada limitada, qué acepto y qué no. Incluso cosas o personas que, sin ser de mis creencias, background o lo que fuere, no comparten plenamente mis convicciones.
La ceguera pasa por creer que uno ve clara y objetivamente todo.
Y lejos de mí decir algo así.
Los "me parece, creo, siento" suelen ser las palabras que uso. Desde mi lugar subjetivo y limitado.
Insisto: no exite una aceptación ilimitada de lo diverso. En nadie.
Lo bueno, creo, es admitirlo.