Gente que se dio una vuelta


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2 de agosto de 2012

Nada que ver

Si todos fuéramos la mitad de buenos que decimos ser, otro sería el cantar.

Más allá de la opinión que otro pueda tener sobre nosotros, a veces nuestra propia opinión nos impide aceptar que no somos ni tan buenos siquiera como nos pensamos a nosotros mismos.
No poder admitir, aunque sea en la mayor soledad, que tenemos deseos no tan puros, ideas medio macabras, violencias soterradas para mantener una autoimagen engañadora no es lo más sano ni sabio.

¿Será miedo a que si admitimos lo mínimo le abramos la puerta a lo máximo?.
¿Será que si no admitimos lo mínimo, lo máximo se nos cuela?.

4 comentarios:

Silvia dijo...

No soy tan buena como me ven ni tan siquiera como me veo...pero no lo digo nunca, cuando la meditación y el yoga no me alcazan para librarme del deseo de matar a alguien por alguna simpleza, lo escribo y me evito los interrogatorios y el castigo social!!

Pablete dijo...

¡Quemá esos papeles, por las dudas!
Beso y gracias.

Veroka dijo...

Hay que aceptar nuestra sombra, es parte nuestra, nos guste o no. Y cuanto más la reconozcamos y la aceptemos, mejor nos llevaremos con ella.
Un saludo!

Pablete dijo...

Nos guste o no, tal cual.
¡Bienvenida, Veroka!