Gente que se dio una vuelta


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20 de enero de 2012

Un toque de historia II

Otra cosa buena, más allá de la salida en sí misma, con lo buena que estuvo, es que esos momentos nos permitieron encontrarnos en un lugar diferente, de una manera distinta: no en el espacio privado, sino en el público; no en un espacio público cualquiera, sino en uno cargado de significado nacional.

Ahí, juntos, fuimos mirando, leyendo, contándonos, señalándonos, mostrándonos, cosas que tenían que ver con nosotros y con otros más, los que somos este país, parte de este mundo. De a ratos tomábamos conciencia de cuán nuevitos somos -cosas de 200 años, no más, frente a 5000 años de las pirámides en Egipto, decíamos con Facu-. De a ratos, también, de cuánto tenemos que seguir creciendo: él mismo, en un momento comentó que no habría que dejar que vengan más extranjeros, lo que nos llevó a ver (lo llevé, bah) que nuestros bisa o tatarabuelos lo fueron.

O la risa de escucharla a Rocío, al ver a los Granaderos firmísimos e inmóviles, preguntando: "¿Son de verdad?"; o pasar por la Catedral y rezar un minuto, nombrando a los nuestros y ver que eso también es ponerlos delante de Dios. O que Ro descubra los vitrales, "esos vidrios de colores lindos".

Apuestas a recuerdos sanos.

2 comentarios:

Vale Marsans dijo...

Momentos cargados de significado, que no son ni serán igual a ningún otro, especiales!
Al igual que los colores, olores, aromas... son propuestas familiares que hacen a la memoria emotiva, no?
que buen programa con tus sobris!!
Vale

Vale Marsans dijo...

ahhh y con tarjeta SUBE!! que no es poco!
Vale