Creo que nunca hice "balances de fin de año" y menos "propósitos de año nuevo". Sí aprovecho la excusa del cambio para dar gracias, para mirar y agradecer tanto don, tantos dones. Evito las miradas trágicas y dramáticas o las eufóricas y alienantes. Celebro el año vivido, lo despido, lo atesoro antes de bienvenir -palabra robada a Don Mario Benedetti- el que viene.
Propongo desde este pequeño areópago: tómense 10 minutos a solas, tranquilos. Lápiz y papel -o cumpu, vamos, que estamos terminando el 2010-. Anoten al menos 5 gratitudes. Simples, de esas que nos hicieron bien al cuore. Y si les dan ganas, las podemos compartir. Como para agradecer a la vida/dios/Dios/loquefuere, tanto don.
Van los míos:
- Mis tribus, familia elegida.
- El arte y el juego, que tanto bien me/nos hacen.
- La Palabra y las palabras, dichas, recibidas, tejidas.
- Una síntesis vital que se aproxima, que asoma, que madura.
- Unas confianzas que me depositaron y otras que deposité.