-¿Sobre qué?
-Lo que yo quiera. Voy a escribir de un programa que yo veo.
Empezó a escribir, me contaba, iba preguntando por la c o s, v o b... Un triunfo cada frase. Me divertía molestándola y proponiéndole otras posibilidades, otros desenlaces. Le costaba entender que los mismos protagonistas pudiesen hacer otras historias, pero entendía el juego.
Pensaba yo, luego: cuántos adultos sufren de algo parecido, del "monorelato", sin posibilidad o voluntad de otras posibilidades, otras miradas, otro final.
Por eso, la Cenicienta sigue fregando pisos, esperamos que algún genio nos conceda deseos, o que aparezca el príncipe o la princesa que nos vuele la cabeza....
No, che, son puros cuentos.
2 comentarios:
jaja divina ... son así, los chicos y algunos no tan chicos
Claro! los chicos, OK, pero los no tan chicos... ay!
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