Buscando baterías recargables para un aparato (son más eco friendly y a, a la larga, más baratas), paso por una librería de usados. Imposible no entrar. Imposible no revisar. Imposible no encontrar algo que me guste. Imposible -si tengo dinero- no comprarlo.
Por la módica cifra de $10 (u$s 2,50) consigo La resistencia, de Sábato. Lo leí hace más de diez años, lo presté, no volvió. Ahora sé que lo tengo, no sé si lo releeré, pero ¡sé que lo tengo!. Es de esos libros que me parecieron necesarios, fundantes.
Había otros, quizás, que hubiese querido comprar. Elegí este, conocido, bueno, con peso. Cuando me iba, lo puse sobre mi pecho, sosteniéndolo con una mano mientras con la otra me acomodaba el morral.
Podría jurar que me acarició. Ok, lo releeré.
15 de diciembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Dark side: ¡Ah! odio que no devuelvan los libros 1. porque era mío y 2. porque me gusta tenerlos, me obliga a comprarlos otra vez y me da bronca porque podría usar esa plata en uno nuevo.
Bright side: ¡qué linda historia! me alegraste la mañana. Todos los imposibles que mencionás 100% de acuerdo
PD: creo que fui la primera en leer el post ¿puede ser? las ventajas de no dormir ¡yeah!
Andáte a dormir, ¡te lo pido por favor!.
"Me gusta tenerlos": exacto
Publicar un comentario