14 de diciembre de 2010
Bajo tierra
Volvía en el subte, línea D, uno de los mejorcitos. Media mañana, así que venía no demasiado lleno. Como siempre, llevaba mi libro, para aprovechar el viaje. Leo hasta parado, si es que no estamos como sardinas.
Pronto me puedo sentar y veo que hay mucha gente leyendo libros.
La vista no me da demasiado, pero distingo a Sábato (y El Secreto también, bue...); hay uno con esas biblias de páginas con bordes rosados, evangélico, seguro; otros leen más allá, pero no llego a ver. Cuando baja El Secreto sube Saramago y El viaje del elefante.
Vuelvo a mi libro (Las seis esposas de Enrique VIII, de Antonia Fraser).
Cada tanto levanto la mirada y me da placer ver que otros están atrapados en las palabras.
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1 comentario:
Ah me encanta cuando veo que van leyendo en el subte o colectivo y me dan ganas de saber qué están leyendo, a veces es algo que no conozco y trato de recordarlo para buscarlo cuando vuelva a casa y si es algo que me gusta, me emociono, me dan ganas de empezar a hablarle (pero es muy freak hacer eso)
El secreto menos mal que se bajó
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