En mi barrio no hay supermercados de esos de cadena. Recién el año pasado apareció uno de esos súper chinos, aunque los dueños capaz sean norcoreanos. Las compras las hacemos en la verdulería, la carnicería, el almacén... Lo más evolucionado es "lo de Alberto", un autoservicio en el cual te llaman por tu nombre, te conocen.
No tienen, estos negocios, la asepsia de los hipermercados ni la música funcional de Jumbo. El 2x1 no apareció aún, y la tarjeta de crédito es cuaderno donde se anota. Si no sabés cómo se prepara el brócoli, le preguntás a alguien en la cola. De paso, te enterás que alguno anda enfermo, cómo salió otro de una operación, el nacimiento de la nieta de otro, la escuchás a Carmiña pelear con Pepe, averiguás qué colectivo tomar para ir a Martínez.
Otra que la resistencia cultural.
11 de diciembre de 2010
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1 comentario:
Me hace acordar a muchas cosas este post :)
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