Narciso, hermoso hasta el dolor, muere cuando ve por vez primera su imagen reflejada en la superficie de un lago, se enamora de ella y, cayendo, se ahoga. Eso cuenta el mito, diamante de sabiduría.
Leo cómo la vigorexia mata a unos, la anorexia a otros, no está tan lejos.
Sin esos extremos mortales, me parece que Narciso se reedita en tantos que no ven o no buscan más que su propia imagen, enredándose en perspectivas que distorsionan. Cómo el ombliguismo impide horizontes amplios, aireados.
No es que mis horizontes estén especialmente amplios o que tenga una perspectiva absoluta, sino que me quedo azorado al ver cortedades mezquinas o enredos narcisistas donde, con un poco de espíritu grande, se puede dar o hacer algo mejor. No sé...
Leo cómo la vigorexia mata a unos, la anorexia a otros, no está tan lejos.
Sin esos extremos mortales, me parece que Narciso se reedita en tantos que no ven o no buscan más que su propia imagen, enredándose en perspectivas que distorsionan. Cómo el ombliguismo impide horizontes amplios, aireados.
No es que mis horizontes estén especialmente amplios o que tenga una perspectiva absoluta, sino que me quedo azorado al ver cortedades mezquinas o enredos narcisistas donde, con un poco de espíritu grande, se puede dar o hacer algo mejor. No sé...
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