"Creo que nos debemos un poco más de silencio para poder escucharnos.
A nosotros mismos y a los demás".
Esto escribía a principios de julio; volví a buscarlo porque me parecía que ya lo había dicho en algún momento. Sí, lo había dicho y lo vuelvo a decir: cuánta falta hace, por Dios. Silencio que es comunicación, que es recibir tu palabra, hacerle espacio, hacerla mía.
Cuando me descubro contestando antes que terminen de formular la pregunta; cuando me preguntan y no reciben la respuesta, cuando debemos repetir muchas veces lo mismo, cuando la palabra pierde cuerpo y es eco vacío. Ahí siento, necesito re-valorar el don del silencio del que la palabra nace. El don del asombro que llevó a la humanidad a buscar entender y abarcar, ordenar y nombrar.
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