Siempre hay quien quiere enseñarle a la madre Teresa de Calcuta cómo hacer caridad o quien le explica a Shakespeare cómo se componen los sonetos.
Es decir: mentes pequeñitas y mediocres de miras que creen que por haber dado un moneda alguna vez o por haber escrito la lista del almacén, están investidos de algún tipo de autoridad.
Capaz que son maestros en sus haceres: la moneda la dan con donaire y galanura, la lista la confeccionan con una caligrafía óptima. Pero falta algo.
Expertos en todo, sabios en nada.
Abundamos.
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