Horizontes en fugas, un presente fugaz sin memoria del pasado ni proyección de futuro, fragmentación casi esquizoide, superficialidad a ultranza, incapacidad para empatizar, ultra-individualismo, límites difusos o inexistentes, primacía de la subjetividad.
Algunas de las características de la posmodernidad -que ya está vieja- y que nos desafía a redefinir lo esencial, a despojarnos de los adornos, a buscar modos no novedosos sino nuevos.
Preguntas que desestabilizan. Respuestas que se hacen desear. Pero asoman, lentas.
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