Uno de los padres pagaba fortunas para que la madre no molestara ni apareciera en la campaña electoral. El otro, mantenía un vínculo fuerte con su hija, chiquita, quien lo creía un tío y así lo llamaba.
Compartíamos esta sensación, esta impresión: ¡cuánto -dinero, energía, desgaste, imaginación- hay que invertir para sostener una mentira! Cuánto más sano, económico, ahorrativa, es la verdad.
Aunque sea un poco incómoda. O no tan linda.
1 comentario:
Sería como auto sustentable!
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