Hay gesto provocadores que son necesarios. Sacuden. Descolocan. Desconciertan. Despiertan algo. No son indiferentes. Incluso, resultan algo violentos.
Otros gestos provocadores son sólo violentos en su provocación. No buscan más que agredir, humillar, descalificar.
Los primeros son necesarios, proféticos.
Los segundos, prescindibles, abundan si faltan los otros.
23 de septiembre de 2012
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