-Es olor a guano de murciélago.
Ni en mil años hubiese adivinado. Hoy es un aroma que reconozco, que se sumó a mi registro olfativo.
Pensaba análogamente: hay otros registros, capaz más intelectuales unos, más intuitivos otros, que me hacen oler y reconocer cosas que por ahí para otros pasan inadvertidas. Y no entiendo cómo pasan inadvertidas, cómo no es evidente. Ahí recuerdo el olor a guano de murciélago.
Si no hacés experiencia, si no te animás a oler, difícil que lo notes.
No podemos, no puedo oler por el otro. Aunque apeste la realidad.
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