-Decíle a...-susurró el niño-
-Decíle a alguien, que yo estoy aquí"
(Nochebuena, El libro de los abrazos, Eduardo Galeano)
Me enganché con la mirada que se niega, que niego, que me es negada.
Pensaba en cómo evito hacer contacto visual con quien percibo que quiere pedirme algo: sea quien mendiga monedas, quien quiere tiempo.
Pensaba en cómo no miro al costado cuando en el costado están los pibes fumando, tomando, perdiendo vida.
Pensaba en cómo ser mirado, reconocido. Ser destacado de en medio de otros. Rescatado por la mirada.
Pensaba en cuánto hacemos para ser mirados: los gritos, los maquillajes, las ropas -metáforas- para ser elegidos.
Reviví momentáneamente, miradas que me salvaron, miradas con las que condeno, miradas que me dan aire, miradas que piden: decíle a alguien que estoy acá.
3 comentarios:
el post me recordó esta fra: la mirada es la ventana del alma.
gracias por compartir
¡Gracias, Liliana, por pasar!
De nada! es un placer!
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