Antes de dormir leo. Por lo tanto, más de una vez en los sueños se me cruzan pedacitos de lo que leí entretejidos con residuos diurnos y tantas otras cosas que me dan vueltas por el inconsciente.
Conviven personajes con personas, con monstruos, con recuerdos, con anhelos disfrazados, con deseos explícitos.
Suele pasarme que me doy cuenta que estoy soñando, tal es el nivel del absurdo -y de mi super yo policíaco-. Cuando eso sucede, me entrego con más ganas a lo onírico: en promiscuo montón la pasamos bárbaro.
4 de noviembre de 2013
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