Me gané dos entradas para ver Bom Bim Bam, obra de clowns inspirada en cosas de Beckett -absurdo, repetición, palabras deformadas-. Fuimos con Manu en la primer salida solos en sus 5 años. Una obra para chicos, llena de guiños para los grandes. Teatro pequeño, tres actores buenísimos.
Caminamos bajo la lluvia. Vimos el Obelisco. Cruzamos por la senda peatonal pisando sólo las rayas blancas. Jugamos a las estatuas. Nos admiramos con las marquesinas de los teatros. Saludamos a las cámaras de seguridad. Después del teatro tomamos algo: un submarino enorme él, un café yo. Charlamos sobre qué nos gusto más de lo que vimos.
Tomamos el subte. Volvimos en tren. Frente a nosotros, dos nenes de 9 y 12. Nos pusimos a charlar -ellos empezaron- de fútbol, salidas, familias, colegios, autos, nuestras casas, montañas rusas... Cuando nos bajábamos, nos saludamos como viejos conocidos.
Momentos en que todo está magníficamente bien.
22 de septiembre de 2013
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