En un punto, nos gusta que nos mientan, nos gusta quedar bien, cumplir con la media esperada, decir cosas lindas, aunque sean pavadas -pero que suenen bien-.
Cuando escucho que alguien dice lo más importante es el amor, me genera cosas muy feas. No porque crea que el amor no es importante. Sino porque creo que es el mejor escudo para tanto que no tiene nada que ver: desde la propia ineptitud hasta la idiotez ajena.
Los profetas nunca tienen buena prensa. Son más bien brutales y poco amorosos.
2 comentarios:
Un largo camino has de recorrer hasta para poder decir sinceramente “me importa un carajo lo que digan los demás”...
entre tantas otras cosas que llevan un largo camino...
Bienvenido, Ger.
Publicar un comentario