¿Quién es tan bestia como para negar la bondad de la posibilidad de expresar/se?. ¿O quién, siendo bestia como para negarlo, se banca las consecuencias?.
Me sale mi costado más naïf, ingenuo: ¿sirve de algo la palabra que mueve al odio?. Porque más de uno detesta y deplora los fundamentalismos, los totalitarismos, los patoterismos... Pero, más de uno los cometemos a cada momento.
¿Nos damos cuenta, al menos?.
2 comentarios:
Es asi, Pablo, muchas veces me reconoci en la actitud que siempre critico y estoy esforzandome a diario para no caer en el mismo error ... Espero lograrlo.
Varios lo intentamos... ¡ojalá nos salga!
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