"El infierno son los otros", termina diciendo o descubriendo uno de los personajes de A puertas cerradas, de J. P. Sartre.
En una habitación cerrada, dos mujeres y un varón no pueden dejar de verse ni escucharse; fuente de conflictos, luchas, disputas, el otro termina siendo objeto de pasión u obstáculo, enemigo.
Hace demasiado tiempo, veinte años, leí esta y otras obras de Sartre, tanto literarias como más filosóficas. Su sinsentido, cierto pesimismo que atraviesa su obra por momentos me asfixiaban y por momentos me gustaban.
Creo, quiero creer, que los otros no son el infierno; creo y sé que con Otro/otro/s vamos haciendo cielos, paraísos. Lo que no quita que cada tanto, las llamas me calienten los pies.
13 de julio de 2011
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2 comentarios:
La clave sigue estando en el diálogo, creo, en el intercambio de ideas y el respeto al otro. ¿No?
Una de las claves, sin duda. Otras pasan, creo, por ver a quién le pedimos qué; o saber que nadie ni nada es nuestro espejo perfecto, o bajar "ansiedades"... Long way!
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