¿Por qué unas rupturas o desavenencias nos duelen más que otras?, era la pregunta. No depende de siempre de lo tremendo o trágico, a veces son sutilezas...
Algo así compartíamos con algunos, mesa por medio; a los pocos días el tema reapareció con otros.
Pareciera que lo que más asombra, duele, molesta, es cuando estos quiebres se dan con quienes creíamos compartir, más allá del cariño, cierta escala, ciertos valores.
No es una cuestión afectiva o moral. Es más hondo. Tiene que ver, creo, con el suelo que nos nutre.
Creo...
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3 comentarios:
Y con encontrar los propios espacios. Quizás
Y/o aceptar que los propios espacios son cambiantes, mutantes, desconcertantes, van y vienen...
Quizás.
Es muy tremendo! POr otro lado si no compartimos la realidad que vivimos, que compartimos? no?
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