Habían ordenado todo. El bebé seguía dormido. Mientras tomábamos unos mates, Micaela y Fernando me contaron su historia dura, de rechazos y desencuentros. Por estar en situación de calle él perdió su trabajo. Abatidos. Ella mira con timidez, pero sin temor ni vergüenza. No hay lugares que reciban a los tres, sólo a la madre y el niño. Mañana (hoy, cuando publique esto) hay una entrevista en Acción Social.
Al despedirme les garantizo que, mientras estén en esta situación, no les faltará para comer. En el apoyo, un par de platos más hay.
-¿Y cuándo nos tenemos que ir de acá? -por la capilla mínima en que están pasando la noche y parte del día.
- Mirá, Fernando, pongamos el miércoles, jueves, como límite; pero no te preocupes, buscamos juntos...
Tranquiliza la conciencia saberlos bajo techo. Pero no termina de alcanzar.
Paso a paso.
Paso a paso.
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