Un profesor de antropología filosófica -o algo así- repetía que no existe el ser humano como abstracto. Podemos decir algo sobre el ser humano pero vivimos como hombre, mujer, en coordenadas espacio-temporales, con una cultura, educación, historia. Encarnados, digamos. Históricos. Contingentes.
Abstraemos para poder hablar o decir algunas cosas comunes, propias de la humanidad común que compartimos y somos. Sin embargo, lo que compartimos lo somos de tal manera, en tal lugar, en tal tiempo.
Difícil tarea conjugar lo concreto y lo abstracto.
Sobre todo cuando pensamos en abstractos, olvidándonos que somos los concretos.
12 de abril de 2013
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