Un poquito, no más, fue lo que pude estar en uno de los centros de recepción de cosas para los que han estado inundados. Poco tiempo, unas horas. Nunca había visto tanta ropa, calzado, colchones, mantas, lavandinas, pañales juntos. Nunca había visto tantas personas seleccionando, embolsando, distribuyendo.
Me emocionaba ver a nenes, jóvenes, adultos, viejos movilizados por esto. Gente que llegaba a dejar algo -una nenita de 4 trajo un peluche suyo- y se quedaba un rato a dar una mano. Gente que pasaba por un rato y se quedaba dos o tres.
La consigna: poner amor. Suena tonto, claro, pero era algo así: que se note que está hecho con amor por el otro, la otra. Que esté bien doblado, bien guardado, bien seleccionado. Un plus, que le dicen.
Me quedo con la pregunta: si hay tanto que podemos dar, porque sobra o nos sobra, ¿por qué esperar a que sea la urgencia la que mueva? ¿Por qué no vivimos más "urgidos" en la diaria?.
Ojalá.
7 de abril de 2013
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