Incluso con aquellos con quienes compartimos cierta cosmovisión de base, si nos ponemos a hilar fino encontramos divergencias no menores.
La tentación es negar la diferencia -que no es lo mismo que diversidad-, con tal de mantener el status quo. O, por otro lado, eliminar las diferencias a costa de eliminar a alguna de las partes, más o menos sutilmente.
Creo en el valor del diálogo, sin dudarlo. Y sin dudarlo, también, que unas cuantas cosas en las que no admito diálogo, porque son casi básicas. Sí, qué tanto. Al menos lo admito.
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