Nunca fui muy bueno para describir algo o alguien. Curiosamente, sí soy detallista: me doy cuenta, por ejemplo, si te cortaste el pelo, pero soy casi incapaz de decir cómo es una casa, un auto, una persona. Sólo me salen algunas generalidades.
Cuando leo, generalmente me aburren las descripciones: un prado no puede ser otra cosa más que verde y el agua húmeda. Cuando alguien me cuenta algo, si se detiene en detalles, me pierdo. Prefiero un relato -oral o escrito- sucinto y en todo caso, hacer preguntas si algo no me queda claro.
Pocas veces me enamoro de la abundancia.
17 de marzo de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario