Más que celebrar y memoria y la lucha de las mujeres trabajadoras, tal el nombre original del día, en lugar de recordar a las obreras asesinadas -Qué se recuerda el 8 de marzo-, volvemos a los tules rosas.
Que en sí mismo son inocuos, pero en este contexto, son poco afortunados. O a propuestas ridículas como la que podrán ver si agrandan la foto de la abajo, más ridícula viniendo de una ministra.
Total, no sé de qué se quejan: además de lavar los platos, limpiar la casa, cuidar de las tribus, conservar memorias, ahora pueden votar y trabajar.
Ah, ¿no era eso?.
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