Que todos somos un poco esquizoides no es novedad: de la incoherencia -conciente o no- que acompaña nuestro decir, desear y hacer, hasta las formas más enfermas y perversas.
En un punto está bueno tenerlas y conocerlas, porque al menos nos mantienen en tensión, nos ponen en movimiento hacia lo no-acabado, nos permiten estar siendo hacia.
También creo que pasamos, atravesamos, estadíos que nos ponen más sensibles o menos susceptibles a algún tipo específico de estos desfasajes. Me pasa, últimamente, que no puedo dejar de notarlos en otros, sobre todo, y en mí -claro que menos-.
Me tocó estar en una mesa/conversación "de señoras gordas y paquetas" -sin señoras gordas y paquetas-que me produjo ruido interno: no por algo moralizador, sino porque me dio la sensación que a nadie más le hacía ni una pequeña interferencia.
Me dolió un toque. Yo me asombro.
30 de octubre de 2011
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1 comentario:
ajajajaaja charla de gordas paquetas!! que hablaban de comida o de lo top que son segun ellas???
saludos
Ayez
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