Admito que soy clasista, lo sé. No me enorgullezco de eso. Pero la proliferación de wachiturros, la cultura de la cumbia y el parlantito desconado que suena en el bondi, el qué hacé vieja, o amigooo, me sacan.
Entiendo, comprendo, sé que hay diversas culturas, diversas maneras de ser y estar educados, de percibir la realidad y de ser sensibles a ella. Entiendo, digo, pero estas cosas -y otras analogables- me parece que embrutecen, ensordecen, achican horizontes.
Es lo duro, lo bruto (no que sean brutos, que es diferente). Lo que achata y creo quita posibilidad de asomarse a algo más.
Y creo, también, que quien no sale de la Recoleta o de la Horqueta, también se embrutece. Pero es más cool.
20 de octubre de 2011
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