- El que se te arroja apenas entrás: ¿Necesitás algo?. Sí, que me salgas de encima.
- El que se desentiende -el otro extremo-: podés pasar 23 minutos mirando, sospecho que hasta te podés llevar un maniquí, y no deja de mascar chicle y mandar mensajes de texto.
- El que no se banca no tener lo que buscás: ¿Tenés remeras blancas?. No, remeras blancas no, pero me quedan estas botas de leopardo... ¡Remeras, te dije!. No, pero... ¡REMERAS BLANCAS!
- El paranoico: no te invade, no es indiferente, pero no te despega la vista, sospechando que le vas a robar algo, lo que sea.
- El que se hace el compiche: Yo tengo unas iguales que me llevé. Papi/mami, si VOS tenés unas iguales, es señal del cielo que no tengo que llevarlas.
- El que se cree dueño del local, o superior al cliente: contesta despectivamente, "séee; mmnnnóoo; pará que me fijo si hay tu talle, pero no creo"... Mátense.
Sí, lo sé, soy un fóbico social, pero digan que no les pasa...
2 comentarios:
¡¡¡tal cual!!! Pablete creo que si salimos de "shopping" juntos terminamos demorados en la comisaría a los 10 minutos...
O, por ahí, cual Michael Douglas en "Un día de furia", hacemos un toque de justicia...
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