Grafittis, no de dibujos, sino de deseos, frases, mensajes. Algunos carteles; otros esténciles.
Me gusta mirar y quizás imaginar qué llevó a alguien a escribir, a decirse en una pared. Pongo entre paréntesis el enojo de quien ve su pared pintada, ensuciada, y me encuentro con joyas de la creatividad, de la imaginación.
Algunas denuncian: Macri espía mis calzones. El jefe de gobierno porteño parece no gozar de buena prensa.
Otra pide: más amor por favor... ¡Cuánto en tan poco!.
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