La casa se me llenó. Fieles -o no tanto- a la tradición de juntarnos los feriados, más tranquis, con menos apuro. La excusa, el 25 de mayo. Un guiso de lentejas emocionante. El otoño que invita al adentro.
Mate, picadita casera, niños jugando y poniendo desorden, calorcito en la panza, charlas que divagan de algún lado hacia otro. Afuera, sol, nubes, un poco de lluvia. Pájaros, hojas.
Adentro esos que reconozco y elijo como compañeros, camaradas, compadres.
Riqueza impagable.
26 de mayo de 2011
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