Los ruidos me molestan, mucho. No los necesarios, sino los gratuitos, agresivos, esos que podemos controlar: el tono de las conversaciones, el ringtone del celular, la bocina prepotente, la cumbia (o pop, rock, ópera) del vecino.
Entre tantos ruidos ya casi no hay espacio para la voz.
1 comentario:
Adhiero. Coincidimos. Silencio.
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