Cocino algo, lavo verdura, preparo una ensalada. Nada, el teléfono mudo.
Me siento a comer. Nada. Miro un rato de TV. Nada.
Me siento a comer. Nada. Miro un rato de TV. Nada.
Ya pasó como media hora y el teléfono no volvió a sonar.
Me inquieta no haber llegado a contestar.
Más aún me inquieta saber que probablemente nunca sepa quién me llamó.
Más aún me inquieta saber que probablemente nunca sepa quién me llamó.
Me inquieta mi inquietud.
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