Ya mismo estoy saliendo (saliendo de la ducha)
Veámonos antes de fin de año (con cruzarnos ahora ya tuve suficiente)
Vos hablá que te escucho (aunque no sé qué decís)
No tengas miedo, no duele nada (si te digo la verdad, huís)
No por hablar mal, pero (si no hablo mal, en realidad no tengo nada para decir)
Si te digo, te miento (y si me callo te engaño)
No sé qué me pasa (sí, lo sé, pero si te lo digo me internan en un loquero)
La verdad es que (es que esto es una excusa)
Cuando digo o escucho frases como las primeras, en mi cabeza aparecen las segundas partes.
La convención cultural es más fuerte que la verdad. O, al menos más agradable.
La convención cultural es más fuerte que la verdad. O, al menos más agradable.
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