Las cosas (me) pasan casi sin notarlas. Rutinas, más que nada.
Incluso lo distinto, lo extraordinario se hace rutina.
La hermana rutina que es el lugar donde habito. Un lugar cotidiano y cálido.
Como una noria, sí. También como un viaje en globo. Como muchos viajes en globo.
Abrazarla y recibirla para luego extrañarla, cansarme de ella y desear un recreo.
Sumergirme en su ritmo calmo y vertiginoso.
Otra vez.
Otra vez.
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