No siempre este espacio coincide con el tiempo compartido; comienza, por ejemplo, cuando sé que vas a venir a comer o tomar unos mates y ya me dan ganas. Ganas que arman en la cabeza una lista de lo que puedo preparar, qué tengo en la heladera, qué hace falta.
Tiene que ver con decirle que no al delivery de pizza o empanadas, porque está bueno "alimentarnos" además de comer, y a decir verdad, en lo que tardan el traer las cosas podemos preparar, aunque sea, unos fideos con salsa de lata, pero preparados juntos, mientras uno pone la mesa y otro abre un vino.
Es hacernos el tiempo y espacio para tener un poco de hambre y notar que no sólo es hambre que se sacia con la comida, pero sí que se sacia en la mesa. Y por suerte, satisface y quedan ganas de más.
3 comentarios:
lindo!!!!!!!!!!! y verdadero!!!
y además, ¡evangélico!
Me encantó!!!!!!
Es hermoso y muy real, siempre quedan ganas de más!!!
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