Lo que me parece medio perverso es permanecer en este estado de distracción constante, con la necesidad de estar "entretenido", haciendo zapping mental y vital. Y ni siquiera notarlo. Vuelvo a decir: no me refiero a las preguntas adolescentoides y caprichosas, esas que no reconocen más autoridad que la propia, las que se formulan para afirmarse en propio ombligo.
Sino a esas que nos sirven para filtrar lo recibido, ver con qué nos quedamos, por dónde elegimos transitar. Las que van configurando nuestra propia mirada y nuestro propio paso.
Qué necesitados de buenas preguntas estamos.
1 comentario:
Qué necesitados de buenas preguntas estamos...
Totalmente de acuerdo, muchas veces nos quedamos en la "superficialidad" de la vida.
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