Me da la sensación, que está como anestesiada, o mejor, ahogada en medio de tantas preguntas medio adolescentoides, inconformistas al divino botón. En algún punto creo que hay como una opción perversa por la chatura que hace que nos preguntemos y cuestionemos pavadas en lugar de ponernos frente al vértigo de la duda, de la incertidumbre.
Me recuerda a los teros, que ponen los huevos en un lado pero gritan en otro, para que nadie encuentre el nido.
¿Sabremos evitar que nos distraigan en la búsqueda?.
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