Somos lo que narramos y lo que callamos. Creo que más lo que callamos, en verdad.
Nadie, ni nosotros mismos podemos terminar de decir nuestro misterio, de narrarnos, de contarnos. Algo se escapa siempre.
Podemos y pueden hablar de lo visible, lo fenoménico. Intuir un par de motivaciones ocultas. Llenarnos de años de terapia y entender un poco más. Algo se sigue escabullendo.
En el fondo somos un misterio, un abismo de... ¿de qué?
4 de junio de 2014
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