Me acordé de eso al escuchar a unos padres que no se dan cuenta que su hijo, cercano a los 20, puede tener otras opiniones, buscar otros caminos, disentir, no cumplir con los que ellos soñaron.
Sí, la independencia decepciona, la libertad desconcierta. Aún a quienes dicen querernos libres e independientes. A ellos, sobre todo.
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