Como la doña que conversando con otra, mientras esperaba el colectivo, pasaba revista de la tormenta de ayer, de la cantidad de agua en las calles, de que nadie hace nada... Descaradamente, hace un bollo, tira un papel al piso, y sigue. Se da cuenta que la vi.
-Después nos quejamos si se tapan las bocas de tormenta, señora, ¿qué necesidad? Hay cestos en todas partes.
-Ese papelito no hace nada.
-Sí, lo mismo piensan todos los que tiran basura en la calle.
Lo levanta ostentosamente. Lo guarda en una bolsa de compras.
-Espero que usted haga lo mismo.
-Si no fuera así, ni se lo diría.
Había un cesto a metros.
-¡Cómo le gusta joder a la gente!, si supieran lo que pasa una, le comenta a su compañera.
No contesté, me fue suficiente la sonrisa de varios que esperaban con nosotros.
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